Orlando Guevara Núñez
Este 14 de marzo celebramos el Día de la Prensa Cubana.
En esa fecha,, de 1892, José Martí fundó el periódico Patria, al cual calificó
como soldado. En esa ocasión, nuestro Héroe Nacional expresó ideas sobre el
periodismo, con vigencia para los
tiempos presentes.
“Una
es la prensa, y mayor su libertad, cuando en la república segura se contiende,
sin más escudo que ella, por defender las libertades de los que las invocan
para violarlas, de los que hacen de ella mercancía, y de los que las persiguen
como enemigas de sus privilegios y de su autoridad. Pero la prensa es otra
cuando se tiene en frente al enemigo. Entonces, en voz baja, se pasa la señal.
Lo que el enemigo ha de oír no es más
que la voz de ataque”.
El pensamiento y la obra periodística de José Martí,
tienen fuerza de presencia para el actual quehacer de la prensa cubana. La
teoría y la práctica martianas sobre esta profesión son fuente de enseñanzas políticas, éticas y
técnicas imprescindibles para nuestros
actuales medios de comunicación y
periodistas en su tarea de
ejercer el papel que necesitamos.
La guerra actual contra Cuba tiene un escenario principal
en el campo de las ideas. Y en ese combate, un protagonismo decisivo lo tienen los medios de comunicación, los
profesionales de la prensa.
Hoy vemos como, en muchos países, la guerra mediática
contra gobiernos revolucionarios y progresistas, o simplemente que se opongan a los dictámenes imperiales,
desempeña un papel desestabilizador a través de las acusaciones falsas, la
tergiversación de la realidad, el apoyo a los intereses y representantes de las
fuerzas reaccionarias, convirtiendo a muchos medios de comunicación y a
periodistas en mercenarios bien pagados.
Así lo definió el Comandante en Jefe Fidel Castro en su
discurso de clausura del VI Congreso de
la Unión de Periodistas de Cuba, el 24 de diciembre de 1993:
“Sabemos ya cómo es la prensa en el
mundo capitalista: tiene, sencillamente, sus propietarios, y los propietarios
son los que mandan en la prensa capitalista, son los que deciden en la prensa
capitalista, son los que nombran a los directores, son los que trazan la línea
política, y algo realmente duro, reconocido por todo el mundo: la prensa en
general está en manos de la burguesía internacional, y la inmensa mayoría de
los órganos de prensa de la sociedad capitalista tienen posiciones de derecha,
posiciones reaccionarias”.
Otro tanto sucede a través de
las redes sociales. Cientos de miles de mensajes circulan a diario por estos
canales, tratando de sembrar el desconcierto, el caos y la subversión del
orden en países gobernados por
dirigentes legalmente electos por sus pueblos. No hay límites éticos para esas
campañas mediáticas, embrutecedoras de sus propios pueblos.
Ante esa realidad, los
medios de comunicación y periodistas cubanos, tenemos el deber de hacer un mejor uso de nuestros
recursos materiales y de inteligencia. Y se trata, en primer lugar, no de salir a rebatir mentiras, sino de
esparcir verdades. Una afirmación de Fidel sobre los periodistas cubanos,
define nuestro papel: Comisarios del
pueblo.
En ese gran objetivo, la prédica martiana sobre la
función de los periódicos, el papel de los periodistas y el valor de las ideas
correctamente expresadas, tiene una vital importancia.
Hoy los grandes medios de prensa de los Estados Unidos y
otros países que le hacen coro, mienten deliberadamente sobre la realidad cubana.
Muchos periodistas y falsos periodistas,
actúan como mercenarios de esos medios, sin el menor asomo de ética ni apego a
un principio de la profesión: la objetividad y el respeto a la verdad.
En ese contexto y siguiendo el legado martiano y
fidelista, los periodistas cubanos, como soldados y comisarios del pueblo,
seguimos esparciendo la verdad de la Revolución cubana. Es una ardua lucha de
la verdad contra la mentira, de una prensa al servicio del pueblo frente a otra
que representa a los explotadores de los pueblos. Una lucha sin cuartel entre
la prensa verdaderamente basada en le
ética, frente a la prensa prostituida y sostenida por los más reaccionarios
intereses. En síntesis: un periodismo libre contra un periodismo mercenario.
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