sábado, 18 de febrero de 2017

Armando Hart y el Movimiento Sindical





.Ricardo Martínez Masdeu     ( Dirigente sindical jubilado)




En ocasión de dedicarse la 26  Feria Internacional del Libro, este año, al compañero Armando Hart Dávalos, he sentido la necesidad de expresar algunos recuerdos de esta imprescindible y querida personalidad  de la segunda mitad del siglo XX y de lo que va de este siglo.
Hart, en el período 1970 – 1976, ocupó el cargo de Primer Secretario del Comité Provincial del Partido Comunista de Cuba ( PCC)  en  Oriente, multiplicada luego en las actuales Guantánamo, Santiago de Cuba, Granma, Holguín y Las Tunas. Aunque tuve contacto con él en la época en que fue Secretario Organizador del Comité Central del Partido, cuando realmente tuve  el privilegio de verlo actuar y de  apreciar  su trabajo en el partido y con las masas, fue cuando ocupó esa responsabilidad partidista aquí, bajo la dirección  del inolvidable Comandante de la Revolución, Juan  Almeida Bosque, en su condición de Delegado  del Buró  Político en esta zona oriental.
Dada mi responsabilidad  como  Primer Secretario del PCC en la Región de Bayamo, primero, y después  Secretario General del Sindicato de Trabajadores Azucareros en la citada provincia, me permitió tener  estrechos vínculos con él.
Para mí, Hart es uno de los líderes político más sencillo, humilde y capaz que he conocido y que está guiado  por grandes sentimientos de amor como expresara el Che  que tenía que ser un revolucionario.
En el período a que nos referimos, todo su pensamiento y acción se lo dedicaba al trabajo organizativo  e ideológico del Partido y con las masas, principalmente con los trabajadores, sus sindicatos y la CTC.  Con los dirigentes sindicales tenía una especial empatía, entendía el trabajo sindical y su importancia para el Partido y la Revolución. Sabía compenetrarse con los trabajadores, conocía su idiosincrasia y sus problemas porque  mantenía un contacto permanente con ellos y sus  organizaciones  sindicales. El medio donde se sentía más a gusto era en los colectivos obreros, las asambleas, plenarias, los chequeos de emulación socialista, participando en cientos de estas actividades.
Hart tenía una fe absoluta en la emulación, como palanca impulsora del  aumento de la producción y la productividad y formadora de conciencia revolucionaria.
Por iniciativa suya y bajo su dirección, la CTC estableció la emulación del Deber y el Honor, la cual contemplaba indicadores económicos,  políticos  e ideológicos que de acuerdo a su cumplimiento o sobre cumplimiento por parte de los trabajadores se le entregaba un sello azul por lo primero y rojo por lo segundo en la evaluación mensual que en cada centro de trabajo se realizaba; esta emulación contemplaba a los sindicatos, municipios y regiones.
El movimiento  desempeñó un papel decisivo en la recuperación económica de la provincia después del revés de la zafra azucarera de 1970. Los aportes e iniciativas de Hart para rescatar la disciplina quebrantada en esos años en los centros de trabajo, especialmente, en la agricultura, fueron decisivos;  su capacidad y talento para  divisar y analizar los temas  de cuadros, organizativos, laborales y salariales, que estaban presentes, le permitió a la Dirección del Partido, apoyándose siempre en el movimiento sindical, buscar las soluciones pertinentes  a cada uno de estos.
Hart le prestó una atención especial al análisis y discusión de la tesis del XIII Congreso de la CTC, valoraba altamente lo que aquel Congreso y sus postulados significaban para el futuro de la nación, por ello participó en decenas de asambleas;  recuerdo las celebradas en los centrales  “Urbano Noris” y “Antonio Guiteras” con alrededor de 1 000 trabajadores en cada una de ellas; su participación fue de inestimable valor para el éxito de ese proceso en Oriente.

Almeida y  Hart  fueron un baluarte para cumplir con el llamado de Fidel a convertir aquel revés  en victoria y hacerlo realidad en Oriente y no solo eso, si no que  la  provincia fue un laboratorio de iniciativas y experiencias para lograrlo en todo el país.
Los orientales  le debemos mucho a ese  eminente intelectual revolucionario.
Sirvan estas líneas  como un pequeño homenaje  a un hombre  que admiramos mucho y nunca ha sido olvidado.

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