. Orlando Guevara Núñez
Los santiagueros, junto a todos los orientales, estamos
amenazados por los embates del huracán Mathew,
que se acerca a nuestro territorio con categoría 4 y vientos de más de 240 kilómetros por
hora.
Hoy transité por varios lugares de la ciudad. Muchas
personas en la calle. El tema de conversaciones es el huracán. Hay
preocupación, pero no pánico. Cualquier persona, de cualquier edad, ofrece
detalles sobre la posición del huracán y su peligro para Santiago de Cuba y el
resto de las provincias orientales, incluso más allá.
La información meteorológica, por todos los medios de
prensa, es clara. Las orientaciones de la Defensa Civil precisan la conducta
que debe seguir la población ante el inminente paso del huracán.
Hace solo cuatro años- el 25 de octubre de 2012- otro
fenómeno de este tipo, el Sandy, se ensañó con la ciudad y la provincia
completa de Santiago de Cuba, con un saldo de más de 171 mil viviendas dañadas,
entre éstas más de 16 mil arrasadas totalmente. Miles de instalaciones
escolares, de servicios, administrativas y otras fueron dañadas en la misma
magnitud.
Esta ciudad ha hecho un esfuerzo titánico para curar las
heridas del Sandy. Y ahora se enfrenta a similar peligro con el Mathew.
Las autoridades políticas y del gobierno, las
instituciones militares, las organizaciones de masas y todas las demás
estructuras, están movilizadas. Uno es su objetivo central: salvar vidas
humanas, recursos del estado y los bienes de la población. Como siempre, Raúl
ha estado junto al pueblo ante los momentos de peligro.
Se ha trabajado intensamente para que toda persona
residente en viviendas vulnerables, se traslade a lugares seguros. Más de 60
mil han ido a viviendas de vecinos. Otros muchos a albergues. Las que viven en
lugares de peligro por las inundaciones, ya han sido evacuadas.
Todos los mecanismos han estado en función de que en cada
hogar se cuente con la alimentación necesaria. Los centros hospitalarios están
debidamente preparados. El paso del huracán, con sus vientos, su lluvia y las
penetraciones costeras, se muestra como
inevitable, pero todo el esfuerzo se encamina a reducir los daños.
El conteo es regresivo. La noche de este lunes y la madrugada
del martes serán decisivas en esta espera que centra la preocupación de todos.
Seguimos esperando. La disposición es afrontar con disciplina y orden lo que
venga. Y siempre seguros de que ante cualquier situación, los santiagueros, los
orientales, como todos los cubanos, nos sabremos imponer ante cualquier
adversidad.
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