.Orlando Guevara Núñez
El presidente de los Consejos de Estado y de
Ministros de Cuba, Raúl Castro, pronunciará un discurso en la Asamblea General
de la Organización de Naciones Unidas (ONU) el próximo 28 de septiembre. Hace
55 años, con solo dos días de diferencia-el 26 de igual mes- esa tribuna fue
ocupada por el Comandante en Jefe Fidel Castro. La presencia de Fidel en la ONU
en aquella ocasión marcó un hito en el enfrentamiento, en el seno de esa
organización, de los países pequeños al
imperialismo y al colonialismo. Hoy a más de medio siglo, las palabras del
máximo dirigente cubano ganan fuerza de presencia.
La Revolución no tenía aún dos años de vida. Pero
era ya víctima de las agresiones, las amenazas, los crímenes y los intentos de
destrucción dirigidos por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y el
gobierno de los Estados Unidos quienes apoyaron en todo a los criminales y ladrones desplazados del poder el 1ro. de enero de 1959.
Fidel, como es costumbre, habló con claridad, expuso
con valentía la política de la Revolución, fustigó al imperialismo, al
colonialismo, y defendió no solo el derecho de Cuba, sino el de los preteridos
pueblos de América, sumidos muchos de ellos, en el dominio de feroces
dictaduras.
En el caso cubano, reseñó la lucha independentista
del siglo XIX contra el poder colonial español y cómo Estados Unidos escamoteó
la victoria a nuestro pueblo con una intervención militar que frustró sus
ideales libertarios. Así, mediante una ley aprobada en Estados Unidos, se
impuso a Cuba la Enmienda Platt, el derecho de ese país a intervenir en el
nuestro y arrendar –léase apropiarse- de territorios para estaciones navales y
carboneras. De ahí nació la todavía ilegal Base Naval de Guantánamo. O Cuba
aceptaba esa humillación, o la intervención militar no tendría fin.
“Entonces comenzó la nueva colonización de nuestra
patria, la adquisición de las mejores tierras de cultivo por las compañías
norteamericanas; concesiones de sus recursos naturales, sus minas; concesiones
de los servicios públicos, para la explotación de los servicios públicos;
concesiones comerciales, concesiones de todo tipo, que unidas al derecho
constitucional —constitucional a la fuerza— de intervenir en nuestro país,
convirtieron a nuestra patria, de colonia española en colonia norteamericana”.
A Cuba la gobernaba la Embajada de los Estados
Unidos en La Habana. “No nos da vergüenza tener que proclamarlo, porque frente
a esa vergüenza está el orgullo de poder decir, ¡que hoy ninguna embajada
gobierna nuestro pueblo, que a nuestro pueblo lo gobierna el pueblo! Así lo expresó Fidel, palabras que provocaron
uno de los 25 aplausos a su histórico discurso.
Para analizar las condiciones de miseria que
encontró la Revolución cubana al llegar al poder, el Comandante en Jefe dijo
que sólo existían 70 millones de pesos en la reserva nacional, de 500 cuando el
tirano Batista inició su último mandato. Y reseñó las primeras leyes
revolucionarias en beneficio del pueblo, como fueron la rebaja de los
alquileres en un 50 por ciento, la de anulación de las concesiones a la
Compañía de Teléfonos, propiedad monopólica norteamericana, la de rebaja de las
tarifas eléctricas, y la Ley de Reforma Agraria. Se estableció también la Ley
de Minas, obligando a los monopolios a pagar un 25 por ciento de impuesto por
las exportaciones minerales.
Al referirse al pago por indemnización a las
propiedades nacionalizadas – tema hoy en la mesa de conversaciones entre Cuba y
Estados Unidos- Fidel desbarató mentiras
y desentrañó la esencia del problema. Nuestro país estuvo dispuesto al pago,
pero Estados Unidos, poniendo la prepotencia por encima de la ley y de la
razón, obstaculizó ese propósito. Así lo expuso nuestro máximo dirigente:
“¿Qué nos planteó el Departamento de Estado
norteamericano, como aspiraciones de sus intereses afectados? Tres cosas: el pronto pago..., "pago
pronto, eficiente y justo".
¿Ustedes entienden ese idioma?
"Pago pronto, eficiente y justo.”
Eso quiere decir: "Pago ahora mismo, en dólares y lo que nosotros
pidamos por nuestras fincas". Cuba
tenía que escoger entre hacer o no hacer la Reforma Agraria. Y la Reforma
Agraria se hizo.
Al explicar esa verdad, Fidel aseguró: “Por
supuesto, nadie crea que vamos a entonar aquí un "mea
culpa". Ningún "mea culpa".
Nosotros no le tenemos que pedir perdón a nadie. Lo que hemos hecho, lo hemos hecho muy
conscientes, y sobre todo muy convencidos de nuestros derechos a hacerlo”.
Aasegurando, además, que “La colonia tenía que estar sometida a la metrópoli y
si la colonia tomaba medidas para liberarse, la metrópoli tomaría medidas para
aplastarla”.
Allí, en su propia cara, los agresores, que habían
negado que los vuelos piratas contra Cuba salían desde bases norteamericanas,
Fidel desenmascaró la mentira con una breve sentencia:
“Eso quiere decir dos cosas: o bien que el gobierno de Estados Unidos
miente al pueblo de Estados Unidos y Estados Unidos está indefenso frente a
incursiones aéreas, o el gobierno de Estados Unidos era cómplice de esas
incursiones aéreas”.
Al referirse a las denuncias hecha por Cuba ante la
ONU sobre las agresiones norteamericanas, Fidel analizó cómo este organismo
encargó a la Organización de Estados Americanos (OEA) una investigación, pero
no hubo resultados favorables, pues no fue defendido el país pequeño agredido,
sino que se le hizo el juego a la potencia agresora, oprobio consumado el mes
anterir en San José de Costa Rica. Sobre ese hecho, aseguró Fidel en la ONU: “Y
frente a la indefensión en que quedó nuestra patria en la reunión de Costa
Rica... Por eso nosotros nos sonreímos,
porque la historia juzgará ese episodio”. Y ya la historia juzgó y dio su
dictamen a favor de Cuba.
Pero dijo más Fidel sobre el tema: “Nuestro pueblo
que ha aprendido en esta escuela de los últimos acontecimientos
internacionales, sabe que a última hora, cuando su derecho ha sido negado,
cuando sobre él se enciman las fuerzas agresivas, le queda el recurso supremo y
el recurso heroico de resistir, cuando su derecho no sea garantizado ni en la
OEA ni en la ONU”. Y esa verdad también la ha confirmado la historia.
Ahora cuando es tema de actualidad el
restablecimiento de relaciones entre Cuba y Estados Unidos, vale recordar lo
planteado por Fidel en la ONU, hace 11 lustros.
“Hasta aquí nos hemos referido a los problemas de
nuestro país. ¿Por qué esos problemas no
se han resuelto? ¿Acaso porque nosotros
no queremos resolverlos? No. El gobierno de Cuba siempre ha estado
dispuesto a discutir sus problemas con el gobierno de Estados Unidos, pero el
gobierno de Estados Unidos, no ha querido discutir sus problemas con Cuba, y
sus razones tendrá para no querer discutir los problemas con Cuba”.
“Aquí
mismo está la nota enviada por el Gobierno Revolucionario de Cuba al gobierno
de Estados Unidos, el 27 de enero de 1960”.
Dice:
"Las
diferencias de opinión que pueden existir entre ambos gobiernos como sujetas a
negociaciones diplomáticas, pueden resolverse, efectivamente, mediante tales
negociaciones. El gobierno de Cuba está
en la mejor disposición para discutir sin reservas y con absoluta amplitud
todas esas diferencias y declara expresamente que entiende que no existen
obstáculos de clase alguna que impidan la realización de esas negociaciones a
través de cualquiera de los medios e instrumentos tradicionalmente adecuados a
ese fin. Sobre la base del respeto mutuo
y recíproco beneficio con el gobierno y el pueblo de los Estados Unidos, desea
el gobierno de Cuba mantener e incrementar las relaciones diplomáticas y
económicas y entiende que sobre esa base es indestructible la amistad
tradicional entre los pueblos cubano y norteamericano."
El 22 de febrero de ese mismo año:
"El Gobierno Revolucionario
de Cuba, acorde con su propósito de reanudar por los canales diplomáticos las
negociaciones ya iniciadas sobre los asuntos pendientes entre Cuba y Estados
Unidos de Norteamérica, ha decidido nombrar una comisión con atribuciones al
efecto, para comenzar sus gestiones en Washington en la fecha que convenga a
ambas partes.
"El Gobierno Revolucionario
de Cuba desea aclarar, sin embargo, que la reanudación y desenvolvimiento
ulterior de dichas negociaciones, tienen necesariamente que estar supeditadas a
que por el gobierno o el Congreso de vuestro país, no se adopte medida alguna
de carácter unilateral que prejuzgue los resultados de las negociaciones antes
mencionadas o que pueda irrogar perjuicios a la economía o al pueblo
cubano. Parece obvio añadir que la
adhesión del gobierno de vuestra señoría a este punto de vista no solo
contribuiría al mejoramiento de las relaciones entre nuestros respectivos
países, sino que también reafirmaría el espíritu de fraternal amistad que ha
ligado y liga a nuestros pueblos.
Permitiría, además, que ambos gobiernos pudieran examinar en una
atmósfera serena y con las más amplias miras, las cuestiones que han afectado
las tradicionales relaciones entre Cuba y los Estados Unidos de
Norteamérica."
¿Cuál fue la respuesta del
gobierno de Estados Unidos?
"El gobierno de los Estados
Unidos no puede aceptar las condiciones para negociar expresadas en la nota de su Excelencia, al efecto de que no se
tomarán medidas de carácter unilateral por parte del gobierno de los Estados
Unidos que puedan afectar la economía cubana y la de su pueblo, ya sea por las
ramas legislativa o ejecutiva. Como ha
expresado el presidente Eisenhower en enero 26, el gobierno de Estados Unidos
debe mantenerse libre, en ejercicio de su propia soberanía, para tomar los
pasos que considere necesarios, consciente de sus obligaciones internacionales
para la defensa de los legítimos derechos o intereses de su pueblo.
"Es
decir – comentó Fidel - que el gobierno de Estados Unidos no se digna discutir
con el pequeño país, que es Cuba, sus diferencias en las relaciones.
Todavía
hoy, muchos personeros imperiales,
medios de comunicación a su servicio
y periodistas serviles por ellos pagados se empeñan en tergiversar esta
verdad. No menos divulgados por esos
círculos son las intenciones demagógicas de “devolver la libertad y la
democracia a Cuba y ayudar al puebl o cubano”. Tales falacias fueron
enérgicamente desenmarcadas por Fidel, al tiempo que denunció las verdaderas
intenciones imperiales, expuestas en palabras de sus propios representantes:
"Las
fuerzas que luchan por la libertad en el exilio y en las montañas de Cuba,
deben ser sostenidas y ayudadas; y en otros países de América Latina debe
mantenerse confinado el comunismo, sin permitirle que se expanda."
Este tema de la guerra motivó al Comandante en Jefe
para hacer una afirmación aún con plena vigencia para las aspiraciones de una
paz verdadera:
“Las guerras, desde el principio de la humanidad,
han surgido, fundamentalmente, por una razón: el deseo de unos de despojar a
otros de sus riquezas. ¡Desaparezca la
filosofía del despojo, y habrá desaparecido la filosofía de la guerra! ¡Desaparezcan las colonias, desaparezca la
explotación de los países por los monopolios, y entonces la humanidad habrá
alcanzado una verdadera etapa de progreso!”
“Y la
guerra es un negocio. Hay que
desenmascarar a los que negocian con la guerra, a los que se enriquecen con la
guerra. Hay que abrirle los ojos al
mundo, y enseñarle quiénes son los que negocian con el destino de la humanidad,
los que negocian con el peligro de la guerra, sobre todo cuando la guerra puede
ser tan espantosa que no queden esperanzas de liberación, de salvarse, al mundo”.
Una
diáfana posición política, con plena vigencia para la Revolución cubana, resonó aquel 26 de septiembre de 1960 en la
ONU, dicha por Fidel y respaldada por su pueblo:
“Estamos, en fin, con todas las
nobles aspiraciones de todos los pueblos.
Esa es nuestra posición. Con todo
lo justo estamos y estaremos siempre: contra el coloniaje, contra la
explotación, contra los monopolios, contra el militarismo, contra la carrera
armamentista, contra el juego a la guerra.
Contra eso estaremos siempre. Esa
será nuestra posición”.
“Y, para finalizar – aseveró Fidel - cumpliendo lo que entendemos como un deber
nuestro, traer al seno de esta Asamblea la parte esencial de la Declaración de
La Habana. Ustedes saben que la
Declaración de La Habana fue la respuesta del pueblo de Cuba a la Carta de
Costa Rica”.
"La Asamblea General Nacional
del Pueblo de Cuba condena, en fin, la explotación del hombre por el hombre, y
la explotación de los países subdesarrollados por el capital financiero
imperialista.
"En consecuencia, la Asamblea
General Nacional del Pueblo de Cuba, proclama ante América" —y lo proclama
aquí ante el mundo:
"El derecho de los campesinos
a la tierra; el derecho del obrero al fruto de su trabajo; el derecho de los
niños a la educación; el derecho de los enfermos a la asistencia médica y
hospitalaria; el derecho de los jóvenes al trabajo; el derecho de los estudiantes
a la enseñanza libre, experimental y científica; el derecho de los negros y los
indios a la 'dignidad plena del hombre'; el derecho de la mujer a la igualdad
civil, social y política; el derecho del anciano a una vejez segura; el derecho
de los intelectuales, artistas y científicos a luchar, con sus obras, por un
mundo mejor; el derecho de los Estados a la nacionalización de los monopolios
imperialistas, rescatando así las riquezas y recursos nacionales; el derecho de
los países al comercio libre con todos los pueblos del mundo; el derecho de las
naciones a su plena soberanía, el derecho de los pueblos a convertir sus
fortalezas militares en escuelas, y armar a sus obreros" —porque en esto
nosotros tenemos que ser armamentistas, en armar a nuestro pueblo para
defendernos de los ataques imperialistas—, "campesinos, estudiantes,
intelectuales, al negro, al indio, a la mujer, al joven, al anciano, a todos
los oprimidos y explotados, para que defiendan, por sí mismos, sus derechos y
sus destinos."
“Algunos
querían conocer cuál era la línea del Gobierno Revolucionario de Cuba. Pues bien, ¡esta es nuestra línea!”
La ovación que despidió a Fidel aque
día en la ONU, fue tan calurosa e histórica como su propio discurso.
Después de 55 años, el mismo escenario, problemas de
mayor trascendencia y una continuada posición de principios de la Revolución
cubana. Cierto que ahora existe un
proceso de diálogo para llegar a un normal desarrollo de las relaciones entre
Cuba y los Estados Unidos, pero el andamiaje de leyes y medidas imperiales
contra nuestro país –encabezado por el
bloqueo económico, comercial y financiero- sigue en pie.
En lugar de Fidel, estará Raúl. Y como ayer y hoy,
junto a ellos, presente y con voz propia, estará el principal protagonista de
esta historia, el pueblo cubano.
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