.Orlando
Guevara Núñez
Hoy,
25 de julio, la ciudad de Santiago de Cuba conmemora sus 500 años de fundada
como villa por el colonialismo español. El nombre de Santiago le vino de los
colonizadores, el apellido Cuba, lo tomó de los aborígenes, quienes lo legaron
a todo el país.
Ayer,
en una de las tantas actividades por este acontecimiento, que se junta con el
aniversario 62 de asalto a los cuarteles Moncada, en esta ciudad, y Carlos
Manuel de Céspedes, en Bayamo, escuché de boca de Omar López, director de la
Oficina del Consevador de la Ciudad, una afirmación realmente verídica: La más
grande creación de Santiago de Cuba en estos 500 años son las santiagueras y
los santiagueros.
Surgiendo
a la vida, esta villa se convirtió en la primera capital del país, hasta que
décadas después esa condición se traspasó a La Habana. Después fue capital de
la zona oriental.
Muchos
historiadores han dicho que Santiago de Cuba, desde su nacimiento, tuvo que
defenderse de los ataques de piratas y corsarios, lo que hizo, por obligación,
a los santiagueros, un pueblo de guerreros. Afincados a su bahía, a sus
montañas, a sus casas, a sus familias, esa lucha los fue convirtiendo en
héroes.
Así,
el 14 de febrero de 1712, la ciudad recibió el título de Muy Noble y Muy Leal.
En 1822, fue condecorada como Hospitalaria de Las Américas; desde entonces
viene esa cualidad que distingue a los santiagueros, siempre con la mano
dispuesta a estrechar a todas las que vengan en son de paz y amistad, pero
convertida en puño cerrado frente a quienes le declaren la guerra.
En
1874, otra condecoración: Fiel Ciudad. Y décadas después, la distinción de
Municipio Benemérito de Las Américas.
La
última de las condecoraciones, que porta hoy con orgullo es el Título
Honorífico de Hére de la República de Cuba y la Orden Antonio Maceo, otorgada
por el Consejo de Estado de la República de Cuba, y entregada por el Comandante
en Jefe Fidel Castro, el 1ro. de enero de 1984.
Aquí,
en Santiago de Cuba, tuvo lugar el combate que puso fin al poder colonal
español en este país. Aquí, el 26 de julio de 1953, con Fidel Castro, al
frente, tuvo su inicio la última etapa de lucha del pueblo cubano por su
verdadera libertad e independencia.
En
este pedazo de tierra del indómito Oriente, el 30 de noviembre de 1956, se
produjo el alzamiento de la ciudad para apoyar el desembarco del Granma, con
Fidel como jefe, para reiniciar el combate armado. Aquí tuvo su estreno, ese
día, el uniforme verde olivo que desde entonces distingue a nuestras
instituciones armadas.
Las
calles santiagueras fueron escenario de las más audaces acciones clandestinas y
públicas contra la tiranía batistiana, bajo el mando de Frank País García, un
joven que, aún sin cumplir los 23 años de edad, fue la máxima figura del
Movimiento Revolucionario 26 de Julio en el llano, y cayó asesinado el 30 de
julio de 1957.
Aquí,
desde los balcones del céntrico parque Céspedes, el 1ro. de enero de 1959, a
los cinco años, cinco meses y cinco días después del asalto al Cuartel Moncada,
Fidel Castro proclamó el triunfo de la Revolución cubana, el hecho más
extraordinario de la historia cubana del siglo XX.
Así,
si en 1898, se puso fin aquí al dominio colonial español, ahora se ponía fin al
dominio imperialista sobre la nación cubana.
Esta
vez, Santiago de Cuba volvió a ser, por pocos días, Capital cubana. Esta ciudad es reconocida también como
Capital Moral de la Revolución, Cuna de la Revolución.
Santiago
de Cuba atesora los restos de Carlos Manuel de Céspedes, máximo jefe de la
Guerra de Independencia del 10 de octubre de 1868. Los de Pedro Figueredo
(Perucho) autor de nuestro Himno Nacional; los de nuestro Héroe Nacional José
Martí, y los de una treintena de generales de nuestras gestas independentistas.
Aquí está la tumba de Mariana Grajales, de Dominga Moncada, de decenas de
combatientes revolucionarios caídos en la clandestinidad, en el Ejército
Rebelde y en misiones internacionalistas.
Esta
es Santiago de Cuba, la siempre rebelde, hospitalaria y heroica ciudad, lienzo
de pintores, inspiración de poetas, motivación de historiadores, cantera de
héroes. Una ciudad heroína donde los héroes son sus hijos.
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