.Orlando Guevara Núñez
El 27 de febrero de 1874 cayó
en desigual combate contra el ejército
colonial español, Carlos Manuel de Céspedes, máximo jefe de la primera Guerra
de Independencia cubana, iniciada el 10 de octubre de 1868, en su ingenio
Demajagua, en la actual provincia de Granma.
Abogado de profesión, Céspedes, nacido en
Bayamo el 18 de abril de 1819, al encabezar esa insurrección le dio la libertad
a sus esclavos y proclamó ese día que el enemigo nos parecía grande porque nos
habíamos acostumbrado a mirarlo de rodillas.
¡Independencia o Muerte! fue el grito de guerra que presidió el alzamiento
patriótico contra el coloniaje español, el cual perseguía, al mismo tiempo, la
abolición de la esclavitud.
Aquella contienda, crisol de la
nacionalidad cubana, terminó diez años después sin alcanzar sus objetivos no
por la fuerza de las armas de España, sino por la falta de unidad entre las
fuerzas cubanas.
Al momento de su muerte, Carlos
Manuel de Céspedes, reconocido como el Padre de la Patria cubana, había sido
despojado de sus potestades al frente de la Revolución y había marchado,
completamente solo, hacia San Lorenzo, pequeña localidad de la Sierra Maestra,
actual territorio de Santiago de Cuba, donde enseñaba a leer y escribir a los
pobladores de esa zona cuando fue sorprendido y atacado por los españoles.
Su honor patriótico lo condujo
a morir antes que rendirse. Así, con solo un revólver, enfrentó a la fusilería
española hasta caer abatido. Los restos de tan insigne patriota cubano, reposan
en el cementerio de Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba, donde recibe el
homenaje perenne del pueblo al hombre que sigue simbolizando el espíritu de
rebeldía e independencia de todos los cubanos.
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