. Orlando Guevara Núñez
“Los cubanos hemos peleado
como hombres y algunas veces como gigantes para ser libres”. Esa afirmación,
hecha por nuestro Héroe Nacional, José Martí, en l889, ha sido confirmada en
todas las etapas de lucha del pueblo cubano por su libertad e independencia.
En esa ocasión, José Martí
respondía a una ofensiva publicación de un periódico estadounidense sobre Cuba,
donde se decía que “La única esperanza
que pudiéramos tener de habilitar a Cuba para la dignidad de Estado, sería
americanizarla por completo, cubriéndola con gente de nuestra propia raza”.
Los gobiernos de los Estados
Unidos, desde fechas bien lejanas al triunfo revolucionario del 1ro. de enero
de 1959, han ideado los métodos más engañosos y
brutales para materializar el sueño de apoderarse de Cuba. Primero,
tratando de arrebatársela a España como posesión colonial y anexarla a su
territorio; después, para derrocar a la Revolución
y regresar el sistema capitalista a Cuba, subordinándola de nuevo a sus
dictámenes.
Como se conoce, en abril de
1898 fue aprobada en Estados Unidos la nombrada Resolución Conjunta, que
declaraba la guerra a España, no para ayudar a los rebeldes cubanos, sino para
apropiarse de Cuba.
Si alguien dudara de las
entrañas criminales de los gobernantes norteamericanos en ese entonces, bastaría
leer el contenido de las instrucciones
dadas a las tropas por el Secretario de Guerra, J.C. Breckenridge en tal
ocasión:
“Habrá que destruir todo
cuanto alcancen nuestros cañones, con el hierro y con el fuego; habrá que
extremar el bloqueo para que el hambre y la peste, su constante compañera,
diezmen su población pacífica, y mermen su ejército; y el ejército aliado habrá
de emplearse constantemente en exploraciones y vanguardias, para que sufran
indeclinablemente el peso de la guerra entre dos fuegos, y a ella se
encomendarían precisamente todas las empresas más peligrosas y desesperadas (…)
Resumiendo, nuestra política se concreta en apoyar siempre al más débil contra
el más fuerte, hasta la completa exterminación de ambos, para lograr anexarnos la Perla de las Antillas”.
Aquella brutal intervención
frustró los ideales independentistas de los cubanos que durante 30 años habían
luchado como gigantes y habían quebrantado el poder colonial español, luchando
en las más difíciles condiciones y ofrendando la sangre y la vida de miles de sus hijos.
Al terminar aquella
contienda, vinieron el desarme de la población y desarme y desactivación del
Ejército Libertador Cubano, la disolución del Partido Revolucionario Cubano y
de la Asamblea de Representantes, y la imposición de la Enmienda Platt,
mediante la cual Cuba quedaba atada a los designios de los Estados Unidos.
Hubo que esperar exactamente
60 años para eliminar ese oprobio. Porque si el 1ro. de enero de 1899 Cuba
quedó a merced de un gobierno interventor norteamericano, el 1ro. de enero de
1959, con el triunfo de la Revolución cubana, se ganó para siempre la
independencia y la libertad por las cuales no habían dejado de luchar nunca los
cubanos, desde Céspedes hasta Fidel.
Había transcurrido otra etapa
gloriosa de lucha: El Moncada, el Granma, la Sierra Maestra, la lucha
clandestina, con un saldo de más de 20 mil muertos, donde los cubanos habían
combatido otra vez como gigantes.
Y cuando llegó el momento de
la victoria, de nuevo los gobiernos de los Estados Unidos utilizaron contra
Cuba los métodos más brutales para destruir a la Revolución.
Un documento ya
desclasificado desde 1991 por el gobierno norteamericano, reflejó la naturaleza
criminal de la administración yanqui en relación con el pueblo cubano: “El
único medio previsible para enajenar el apoyo interno es a través del
desencanto y el desaliento, basados en la insatisfacción y las dificultades
económicas (…) Debe utilizarse
prontamente cualquier medio concebible para debilitar la vida económica de Cuba
(…) Una línea de acción que tuviera el mayor impacto es negarle dinero y
suministro a Cuba, para disminuir los salarios reales y monetarios a fin de
causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.
Y si dura y heroica había
sido la lucha por la libertad, duro y heroico sería el camino recorrido por el
pueblo para mantenerla.
Creación de bandas
contrarrevolucionarias, sabotajes y asesinatos; infiltraciones de grupos por
nuestras costas; la invasión mercenaria de Playa Girón, la Crisis de Octubre,
cuando los cubanos estuvimos al borde de un holocausto nuclear y conservamos la
vida porque fuimos capaces de arriesgarla en defensa de nuestra soberanía.
Nuestro pueblo enfrentó y aún
enfrenta, el bloqueo más largo que guarda en sus anales la historia de la
humanidad. Cuba, en aquel momento, quedó sin tener a quien comprarle ni a quien
venderle, hecho que se repitió 30 años después al desaparecer el Campo
Socialista y la Unión Soviética. Sólo un gobierno del pueblo y un pueblo de
gigantes podrían resistir ese acoso y vencerlo, a costa de grandes sacrificios.
El enfrentamiento a la
potencia más fuerte, agresiva y criminal del mundo, ha sido una de las
victorias más trascendentes del pueblo cubano. Proclamamos el socialismo y
hemos sido capaces de mantenerlo y fortalecerlo, pese a todos los esfuerzos
imperiales por eliminar nuestra obra.
La larga lista de
monstruosidades de los gobiernos norteamericanos contra el pueblo de Cuba,
incluye proyectos asesinos, como los de volar un avión en pleno vuelo, con
estudiantes u otros grupos – desde Estados Unidos hacia un país
latinoamericano- con el objetivo de
atribuir a Cuba el sabotaje. Volar un barco, con igual propósito.
Destruir embarcaciones con emigrantes cubanos hacia ese país, para hacer creer
a la opinión pública que había sido un acto vandálico del gobierno cubano.
Incluso, demostrando su desprecio a los propios emigrantes, se propusieron hacer atentados, en su territorio, a esas
personas para lanzar campañas difamatorias contra el gobierno revolucionario.
No menos criminal ha sido la
introducción de enfermedades como el dengue hemorrágico y de plagas contra cultivos de importancia como el café, el tabaco, la
caña, cultivos de viandas y vegetales, así como también la fiebre porcina.
Cuba, sin embargo, ha
resistido todos los embates de esa sucia guerra. Y continúa resistiendo las agresiones, las amenazas y
las campañas difamatorias de un gobierno que no ha renunciado a destruirnos por
cualquier vía, por criminal que sea.
En esta lucha los cubanos,
tal como lo afirmara José Martí sobre los mambises, hemos luchado como hombres
y algunas veces como gigantes. Y hemos hecho, como lo señalara el General de
Ejército Raúl Castro, la gran proeza de haber mantenido la Revolución por más
de medio siglo.
Ese ha sido y sigue siendo el
precio de no dejar de ser lo que somos y queremos ser: un pueblo patriota,
revolucionario, socialista, internacionalista, fidelista y antiimperialista.