.Orlando Guevara Núñez
Estados Unidos, como reza un
antiguo refrán sobre Roma, paga a los traidores, pero los desprecia. Utiliza y paga
a mercenarios para tratar de desacreditar a la Revolución y destruirla, pero ha
estado dispuesto, en pos de sus
mezquinos intereses, a sacrificar hasta la vida de esas personas para
justificar una agresión directa a Cuba.
El 7 de marzo de 1962, la Junta
de Jefes de Estado Mayor de los Estados Unidos, se planteó en un documento secreto: “La determinación de
que una sublevación interna con posibilidades de éxitos es imposible dentro de
los próximos 9 a 10 meses, exige una decisión por parte de los Estados Unidos
en el sentido de fabricar una provocación que justifique una acción militar
norteamericana positiva”.
Así, dos días después, la
Oficina del Secretario de Defensa de ese país, sometió a la consideración de
esa Junta el documento Pretextos para justificar la Intervención Militar de los
Estados Unidos en Cuba. Como ha sido costumbre, el crimen y la mentira han
marchado siempre juntos en la política de agresiones del imperio norteamericano
contra nuestro país.
Un simple vistazo a las
medidas contenidas en el referido documento, pone al descubierto la realidad de
que los vende patrias cubanos son sólo una pieza desechable en la enfermiza
guerra del imperio yanqui contra la Revolución cubana.
“Pudiéramos hundir una
embarcación llena de cubanos en ruta hacia la Florida (real o simulada)” “Pudiéramos promover intentos contra las
vidas de los refugiados cubanos en los Estados Unidos, incluso hasta el punto
de herir a algunos de ellos en casos que serían ampliamente divulgados”.
La demencia iba mucho más allá,
con total desprecio a la vida humana. “Es posible crear un incidente que
demuestre de manera convincente que un avión cubano atacó y derribó a un avión
civil arrendado que volaba de los Estados Unidos a Jamaica, Guatemala, Panamá o
Venezuela”. “Los pasajeros pudieran ser un grupo de estudiantes universitarios
o cualquier otro grupo de personas con intereses comunes como para arrendar un
vuelo”.
La infamia y la criminalidad
sobrepasaban los límites y retrataban al imperio norteamericano en toda su
dimensión terrorista. Por acabar con la Revolución cubana, los más atroces
procedimientos tomaban categoría de política de Estado en el gobierno de los
Estados Unidos.
“Pudiéramos desarrollar una
campaña terrorista cubano-comunista en el área de Miami, en otras ciudades de
la Florida y en Washington. La campaña de terror podría estar encaminada contra
los refugiados cubanos que buscan asilo en los Estados Unidos”.
En el documento Demanda del
pueblo de Cuba al gobierno de los Estados Unidos por daños humanos, fechado en
La Habana, el 31 de mayo de 1999, aparecen de forma detalladas éstas y otras medidas, con pruebas
irrefutables que muy bien conoce el gobierno de ese país.
Del desprecio hacia los
cubanos, no escapan ni siquiera quienes abandonan su país para ir a vivir a los
Estados Unidos. Puede decirse que más que acogerlos con cariño, los soportan y
han estado dispuestos a sacrificarlos en múltiples ocasiones.
Otra prueba es el
contenido del cable firmado por el jefe de la Sección de Intereses de los
Estados Unidos en Cuba, Jonathan Farrar, con fecha 15 de abril de 2009,
documento revelado por Wikileaks. Selecciono algunos fragmentos que ilustran lo
que piensan los amos sobre sus siervos.
“Muchos grupos de oposición son dominados por
individuos con encumbrados egos que no trabajan bien en equipo”.
“Tengan o no las organizaciones de
oposición agendas capaces de atraer la atención de una amplia gama de intereses
en la isla, es preciso que empiecen por lograr cierto grado de unidad de
objetivos como oposición o al menos que dejen de gastar tanta energía en
serrucharse el piso los unos a los otros”.
“Pese a sus afirmaciones de que representan a
“miles de cubanos”, nosotros vemos muy pocas evidencias de ese apoyo, al menos
desde nuestra óptica, limitada, en la Habana”.
“Cuando cuestionamos a los líderes
disidentes sobre sus programas, no vemos plataformas diseñadas para llegar a
amplios sectores de la sociedad cubana, sino que más bien dirigen sus mayores
esfuerzos a obtener recursos suficientes para solventar las necesidades del día
a día de los principales organizadores y sus seguidores claves”.
“Si bien la búsqueda de recursos es su
principal preocupación, la segunda más importante parece ser limitar o marginar
las actividades de sus antiguos aliados de manera de reservarse el poder y el
acceso a los escasos recursos”
En Estados Unidos reciben y tratan a los cubanos de forma muy diferente a los
millones de latinos y otras nacionalidades que viven allí como indocumentados,
sin derecho a la residencia en ese país,
obligados a trabajar en condiciones desventajosas, sin derecho muchos a la
salud, a la educación. Las actuales leyes contra los inmigrantes en algunos
estados norteamericanos es prueba de ello, como lo es también los cientos de
asesinatos contra los mexicanos que tratan de cruzar la frontera hacia ese
país.
La emigración cubana ha
sido para los Estados Unidos una sucia
maniobra política. No en vano, obstaculizan e incumplen reiteradamente los
acuerdos migratorios establecidos con Cuba. Cierran u obstaculizan las vías legales culpando a
Cuba, incentivando las salidas ilegales, sin importarles las molestias, los
gastos, los riesgos y hasta la muerte de
muchas personas en ese intento. Mientras
más molestias se produzcan, más
pretenden lanzar sobre Cuba la responsabilidad que solo a ellos compete.
Cierto es que muchos cubanos
que emigran hacia los Estados Unidos no lo hacen por un problema político.
Muchos escogen ese camino por conveniencias económicas, por reunificación
familiar u otras causas diversas. Pero cada salida es allá presentada por las
autoridades norteamericanas como “prueba” de huida de Cuba por una supuesta
represión, lo que forma parte de las mentiras fabricadas contra nuestro país.
Pero los traidores, los que
son pagados por el gobierno y organizaciones contrarrevolucionarias simbolizan
el viejo adagio con similitud al romano: Estados Unidos paga a los traidores,
pero los desprecia”.