sábado, 30 de junio de 2018

Aniversario 65 del Moncada: El destino de los moncadistas después del asalto




.Orlando Guevara Núñez
¿Cuál fue el destino de los 158 jóvenes que el 26 de julio de 1953, liderados por Fidel Castro vinieron a Oriente, a ofrendar su sangre y su vida para que José Martí no muriera en el año de su centenario y siguiera viviendo en el alma de la Patria?
Al exponer ese  tema, lo primero que resalta es la desinformación  y el desconcierto de la tiranía sobre la procedencia de los asaltantes. No concebían que personas humildes, sin cargos ni aspiraciones de poseerlos, arriesgaran su vida asaltando tan importantes posiciones militares.
La primera cifra impresionante es la de los muertos. Solo 6 caídos en combate y 55 asesinados después de bárbaras torturas. Después, 32 fueron juzgados y sancionados. Otros 17 fueron juzgados, pero absueltos porque no pudieron probarles su participación. Y 48 lograron evadir la cacería, por lo que no fueron ni apresados ni juzgados.
De los 32 sancionados, uno, el máximo jefe, Fidel Castro, fue condenado a 15 años de prisión. La pena de 13 años recayó sobre 4, entre ellos Raúl Castro. Otros 22 recibieron condenas de 10 años; 3  fueron a prisión por 3 años; y 2, las heroínas Haydée Santamaría y Melba Hernández, serían recluidas durante 7 meses.
Pero hay un dato interesante: Nótese que entre los juzgados y no sancionados por falta de pruebas, suman 65 asaltantes. Y, sin embargo, la tiranía llevó al mismo juicio a 59 acusados, principalmente de partidos de oposición, que nada tenían que ver con las acciones de los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.
Como se conoce, por presión popular, los moncadistas presos fueron amnistiados el 15 de mayo de 1955. Luego vino el exilio en México, el desembarco del Granma, la lucha guerrillera en la Sierra Maestra, la lucha clandestina en las ciudades y el llano, hasta la victoria del 1ro. de enero de 1959.
En cuanto a los moncadistas, vale destacar que 21 de ellos fueron expedicionarios del Granma, y de ellos 4 murieron en los días posteriores al desembarco, 8 cayeron prisioneros, 2 murieron durante la guerra y 7 permanecieron hasta la victoria.
Ahora, a 65 años de aquel glorioso 26 de julio, ellos, los que cayeron y los que siguieron, tienen el derecho bien ganado de ser admirados por todo un pueblo como héroes y forjadores de la patria cubana.

Pensar es prever




.Orlando Guevara Núñez

Cuando José Martí vertió ese pensamiento, estaba hablando sobre los peligros que amenazaban a la unidad de los pueblos de América Latina  El trabajo periodístico fue publicado en el diario La América, de Nueva York, en octubre de 1883, con el título: Agrupamiento de los pueblos de América. 
Comienza Martí lamentando cómo ¡Tan  enamorados que andamos de pueblos que tienen poca liga y ningún parentesco con los nuestros, y tan desatendidos que dejamos otros países que viven  de nuestra misma alma, y no serán jamás- aunque  acá o allá asome un Judas la cabeza- más que una gran nación espiritual!
Habla sobre  la admiración a la grandeza ajena, con cuño de Francia o Norteamérica, a las ideas e historia de otros Estados con otras ideas y otra historia, con lo cual se pierden las fuerzas para que nuestros pueblos se presenten ante el mundo que los ven desmoronados.
Expresa Martí el anhelo de poner” alma a alma y mano a mano” a los pueblos de América Latina. Y habla sobre “colosales peligros” que es necesario evitar, y veía fácil y brillante hacerlo, y lograr el agrupamiento de una familia de pueblos americanos.
Cuando afirma que pensar es prever, añade que es necesario ir acercando lo que ha de acabar por estar junto. Alerta sobre la realidad de que a no ser así, crecerán odios, no existirá defensa ante los peligros y se vivirá en perpetua batalla entre hermanos   por apetito de tierras
Afirma que no existen en América del Sur y del Centro, razones como en Europa y Asia para combates entre razas rivales. ¡Guerras horribles, las guerra de avaros!, exclama.

Josué, Floro y Salvador: en el altar más hermoso de la honra



.Orlando Guevara Núñez


Sobre Josué País García, Floromiro Bistel Somodevilla y Salvador Pascual Salcedo, bien puede repetirse  lo que pronunció José Martí y suscribió Fidel en el juicio por los hechos del 26 de julio de 1953: Los cuerpos de los héroes son el altar más hermoso de la honra.
El 30 de junio de 1957, las balas asesinas segaron su juventud y su vida; pero ese día, le nacieron a Santiago de Cuba y a la patria cubana tres nuevos símbolos de rebeldía, patriotismo y entrega. Ellos borraron con su sangre la farsa de la tiranía sobre una supuesta tranquilidad en la capital oriental.
El céntrico Parque Céspedes había sido escogido por los esbirros batistianos para simular una paz inexistente. Pretendían engañar a la opinión pública y desmoralizar y restarle apoyo a la insurrección armada. Y lo que no habían podido lograr con las armas, aspiraban a alcanzarlo con la mentira. Pero la realidad de Santiago de Cuba era otra muy distinta, sencillamente, inocultable.
En ese mismo mes, Herbert Matthews, periodista norteamericano que había visitado a Fidel en la Sierra Maestra en el anterior febrero y con su reportaje desmintió el engaño de la muerte del líder guerrillero, había escrito su percepción sobre Santiago de Cuba:
 “Esta es una ciudad en revolución contra el presidente Fulgencio Batista. Ninguna otra descripción podría señalar el hecho de que virtualmente todo hombre, mujer y niño en Santiago de Cuba, excepto la Policía y las autoridades militares están luchando al costo de todo lo que ellos pueden para derribar a la dictadura militar en La Habana”.
 “Es una de las atmósferas más extraordinarias que ha encontrado este corresponsal en mucho tiempo y durante muchos períodos de guerra y violencia. La tensión se palpa y es verdaderamente muy peligrosa para el régimen”.
Como reafirmación   de esa rebeldía santiaguera, salieron ese día a la calle los tres combatientes clandestinos. En ellos iban el espíritu y la decisión de centenares de hombres y mujeres del Movimiento Revolucionario 26 de Julio. Y al ser interceptados por los esbirros de la tiranía, pelearon hasta ofrendar la vida. No era esa, sin embargo, una acción aislada. Había sido colocada una bomba debajo de la tribuna del mitin, cuya explosión sería señal para la salida de grupos de acción a la calle. Pero el artefacto no detonó.
Al no escuchar el aviso, dos grupos salieron a la calle. Uno de ellos causó dos muertos y un herido a los esbirros. El otro, el de Josué, Floro y Salvador, fue interceptado, en la Calzada de Crombet,  por fuerzas de la tiranía. Las bestias asesinas se ensañaron con ellos, los acribillaron. Y  a Josué, herido, lo montaron en un carro, pero el salvajismo se impuso al humanismo, y fue rematado antes de llegar al hospital. Pero a ese costo, el llamado “mitin de la coalición” o “de la paz”, había fracasado.
Nueva sangre joven fertilizaba ese 30 de junio las calles de Santiago de Cuba. Sangre acribillada. Sangre de Revolución.
El más joven de ellos era Josué. Solo tenía 19 años de edad. De cuna humilde. Le había bastado ese tiempo para ser Teniente de las Milicias del 26 de Julio y combatiente del 30 de noviembre de 1956. Había participado en las luchas estudiantiles y formado parte del Bloque Estudiantil Martiano. Su rebeldía había encontrado cauce junto a su hermano Frank, Pepito Tey y otros destacados revolucionarios.  Perseguido y encarcelado varias veces por la tiranía.
Floromiro.  No había cumplido aún los 23 años de edad. También de procedencia humilde. No pudo seguir estudiando luego de alcanzar el grado sexto, por necesidad de trabajar para el  sustento familiar. Chofer en una fábrica de galletas. Integrante de un grupo de acción del Movimiento Revolucionario 26 de Julio. Combatiente del 30 de noviembre de 1956. Había estado  preso  desde  el 2 de diciembre de 1956 hasta mayo de 1957.
Salvador. Era el de más edad entre los tres. Un “veterano”  de solo 23 años cumplidos. Y es que el heroísmo no distingue edades. Como Floro y Josué, de cuna humilde. Estudió  Derecho Administrativo y laboró en las tiendas Luxor y La Francia, de Santiago de Cuba. A la edad de 18 años ya estaba en las filas de la Revolución, y bajo las órdenes de Pepito Tey  y de Frank País, cumplió diversas y riesgosas misiones. Una de esas tareas, fuera de Santiago de Cuba le impidió participar en el alzamiento del 30 de noviembre.
La caída  de estos tres jóvenes héroes conmovió a  la ciudad de Santiago de Cuba en lo más hondo de sus sentimientos. El propio Frank le escribiría a Fidel sobre el holocausto:
 “Aquí perdimos tres compañeros más, sorprendidos cuando iban a realizar un trabajo delicado y que prefirieron morir peleando antes de dejarse detener, entre ellos el más pequeño que me ha dejado un vacío en el pecho y un dolor muy mío en el alma”.
El dolor fue compartido por los guerrilleros de la Sierra Maestra, quienes escribieron a Frank una carta de duelo, que no llegó a su destinatario por haber caído también, el 30 de julio de ese año.
En esa emotiva carta, un párrafo lo leemos hoy con impresionante fuerza de presencia.  “Si el destino nos lo permite, juntos iremos un día a su tumba para decirle a él y a toda esa legión de Niños Héroes, que hemos cumplido con la primera parte de esta lucha y que con la misma entereza y espíritu de sacrificio nos disponemos a culminar la obra de nuestra generación, teniéndolos a ellos como fiscales supremos de nuestros actos futuros”.


viernes, 29 de junio de 2018

José Martí y la gloria de otro julio




.Orlando Guevara Núñez

Todo es gloria en julio. Así  lo dijo nuestro Héroe Nacional, José Martí, en un artículo publicado en el periódico  El Partido Liberal, de México, el 27 de septiembre de 1889. Y argumentó: “Julio es mes de heroicos aniversarios para la República en Europa y en América”.
Apunta, en primer lugar, la  declaración de  libres  de los trece Estados Unidos del Norte, ocurrida el 4 de julio de 1776 También el 9 de julio de 1816, “cuando intimaron su independencia de España las Provincias Unidas del Río de la Plata”. Y el 14 de julio de 1789 cuando en Francia fue echada abajo la puerta de La Bastilla.
El 18 de julio de 1830- agrega-  promulgó su Constitución de pueblo nuevo el Estado Oriental del Uruguay  En otro julio, día 20 de 1810, “se proclamó dueño de sí el Virreinato de Bogotá” Y el 28 de julio de 1821- apunta- fue celebrado el Primer Congreso Nacional de la tierra de los Incas.
La historia tiene a veces puntos coincidentes que más parecen continuidad que casualidad. Lejos estaba nuestro José Martí de imaginar que 64 años después de aquella afirmación suya, otro julio glorioso le nacería  a su idolatrada América. Y mucho menos podría vislumbrar que de esa nueva epopeya, en su propio pueblo, sería él su autor intelectual.
Hoy, el mes de julio es todo gloria para el pueblo cubano. Y esa gloria trasciende fronteras para insertarse en la historia americana y más allá. El 26 de julio de 1953, marcó el inicio de la última etapa de lucha de nuestro pueblo por su libertad e independencia. Y el triunfo de esa causa, signó una nueva época, en la América preterida, por su segunda independencia.
Pero  julio tiene otras glorias en nuestras tierras americanas, también coincidentes en días. El 26 de julio de 1822, en Guayaquil, Ecuador, se reunieron el Libertador, Simón Bolívar y el legendario José de San Martín para definir la estrategia que condujera a la victoria final sobre el poder colonial español.
El 28 de julio de 1881, tuvo José Martí que salir de Venezuela, por voluntad del gobierno de ese país, inconforme con sus ideas políticas. Y el 28 de julio de 1954, exactamente 73 años después, nació en Venezuela el Comandante Hugo Chávez Frías, patriota bolivariano que hizo también suyas las ideas martianas. El mejor amigo de Cuba, al decir de Fidel. Pareció un desagravio a una ignominia.
También, el 19 de julio de 1979, fue el triunfo de la Revolución sandinista en Nicaragua, con trascendencia en  toda nuestra América.
Para el pueblo cubano, y especialmente para el santiaguero, el mes de julio es, además de gloria, símbolo de combate y de victoria. Fidel, biológicamente, no nació en este mes. Pero nació como líder, como conductor de ideas convertidas en convicciones, en acciones y en obra.
Así, en este nuevo julio, nos corresponde a todos, hacerlo tan glorioso como lo consideró nuestro Apóstol y lo sembró en la historia  nuestro eterno Comandante en Jefe.

La grandeza de los pueblos no está en su tamaño



.Orlando Guevara  Núñez

Esta afirmación fue completada por José Martí: ni en las formas múltiples de la comodidad material que en todos los pueblos aparecen según la necesidad de ellas, y se acumulan en las naciones prósperas, más que por genio especial de raza alguna, por el cebo de la ganancia que hay en satisfacerlas.
El escrito es breve y fue publicado en el periódico Patria el 15 de diciembre de 1894. Bajo el título Honduras y los extranjeros.
Defiende Martí a este país centroamericano, frente al apetito de los Estados Unidos. Con mucha razón afirma que en América hay solo dos pueblos. “De un lado está nuestra América, y todos sus pueblos son de una naturaleza, y de cuna parecida o igual, e igual mezcla imperante; de la otra parte está la América que no es nuestra, cuya enemistad  no es cuerdo ni viable fomentar, y de la que con el decoro firme  y la sagaz independencia no es imposible, y es útil, ser amigo”
Y agrega: “Pero de nuestra alma hemos de vivir, limpia de la mala iglesia, y de
los hábitos de amo y de inmerecido lujo. Andemos nuestro camino de menos a más y sudemos nuestras enfermedades”. Es  cuando vierte su criterio sobre la grandeza de los pueblos.
Y apunta que el pueblo más grande no es aquel en que una riqueza desigual y desenfrenada produce hombres crudos y sórdidos, y mujeres venales y egoístas, sino, cualquiera que sea su tamaño, aquel que da hombres generosos y mujeres puras. Sentencia que la prueba de cada civilización humana está en la especie de hombre y de mujer que en ella se produce
Se refiere a la pena causada por la forma en que Honduras había venido entregando a “la gente rubia que con la fama de progreso le iba del Norte” las empresas del país. Plantea que todo trabajador es santo y cada productor es una raíz, y al que traiga trabajo  útil y cariño hay que abrirle hueco ancho, como a un árbol nuevo, venga de donde venga; pero con el pretexto de trabajo, y la simpatía del americanismo, no han de venir a sentársenos sobre la tierra, sin dinero en la bolsa ni amistad en el corazón, los buscavidas y los ladrones.