.Orlando Guevara Núñez
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Un mar de pueblo, fusiles en alto, juró defender la Revolución socialista |
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Los revolucionarios cubanos
no olvidamos aquel histórico discurso del Comandante en Jefe Fidel Castro, el
16 de abril de 1961. La mañana anterior, aviones yanquis, habían bombardeado
los aeropuertos de Ciudad Libertad y San Antonio de los Baños, en la capital
cubana y el Antonio Maceo, en Santiago de Cuba. De nuevo, numerosas vidas de pacíficos hijos de nuestro pueblo se
perdían; otros eran heridos. La traición, el crimen y la mentira del gobierno
norteamericano se unían contra la Revolución.
En el sepelio de las
víctimas, Fidel desenmascaró todas las mentiras y engaños del gobierno
imperialista de los Estados Unidos al mundo y a su propio pueblo. Quisieron
hacer aparecer aquella agresión como una “rebelión interna contra Castro”. Para
eso, pintaron con insignias cubanas las naves mercenarias, entrevistaron a
pilotos que afirmaban haber desertado de Cuba después de los bombardeos. Y los
pintaron como héroes. Necesitaban de la mentira y no dudaron en inventarla y
difundirla.
Pero la visión de Fidel
destruyó todas las patrañas imperiales y puso al desnudo las verdaderas
intenciones de la agresión, y desenmascaró a los culpables. Con esa certeza y
con la más profunda convicción de ideas y confianza en su pueblo, expresó ese
día nuestro Comandante en Jefe:
“Porque lo que no pueden
perdonarnos los imperialistas es que estemos aquí, lo que no pueden perdonarnos
los imperialistas es la dignidad, la entereza, el valor, la firmeza ideológica,
el espíritu de sacrificio y el espíritu revolucionario del pueblo de Cuba”
“Eso es lo que no pueden
perdonarnos, que estemos ahí en sus narices ¡y que hayamos hecho una Revolución
socialista en las propias narices de Estados Unidos!”
“¡Y que esa Revolución
socialista la defendemos con esos fusiles! ¡y que esa Revolución socialista la
defendemos con el valor con que ayer nuestros artilleros antiaéreos
acribillaron a balazos a los aviones agresores! Y esa Revolución, esa
Revolución, esa Revolución no la defendemos con mercenarios; esa Revolución la
defendemos con los hombres y las mujeres del pueblo “.
“Compañeros obreros y
campesinos, esta es la Revolución socialista y democrática de los humildes, con
los humildes y para los humildes. Y por esta Revolución de los humildes,
por los humildes y para los humildes, estamos dispuestos a dar la vida”
Y luego de aquella
declaración del socialismo cubano, de la cual diría luego Raúl que lo que se
hizo fue ponerle el nombre a un niño que ha había nacido, Fidel preguntó al
pueblo presente en las honras fúnebres:
Obreros y campesinos,
hombres y mujeres humildes de la patria ¿juran defender hasta la última gota de
sangre esta Revolución de los humildes, por los humildes y para los
humildes? Y un SÍ rotundo fue la respuesta. Juramento de pueblo,
ratificado por millones de cubanos en todo el país.
Y como colofón, una afirmación
de Fidel, corroborada pocas horas después:
“Compañeros obreros y
campesinos de la patria, el ataque de ayer fue el preludio de la agresión de
los mercenarios, el ataque de ayer que costó siete vidas heroicas, tuvo el
propósito de destruir nuestros aviones en tierra, mas fracasaron, solo
destruyeron tres aviones, y el grueso de los aviones enemigos fue averiado o abatido.
Aquí, frente a la tumba de los compañeros caídos; aquí, junto a los restos de
los jóvenes heroicos, hijos de obreros e hijos de familias humildes,
reafirmemos nuestra decisión, de que al igual que ellos pusieron su pecho a las
balas, al igual que ellos dieron su vida, vengan cuando vengan los mercenarios,
todos nosotros, orgullosos de nuestra Revolución, orgullosos de defender esta
Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes, no
vacilaremos, frente a quienes sean, en defenderla hasta nuestra última gota de
sangre
Al otro día se produjo el
desembarco mercenario. Cuba entera se levantó en pie de guerra. Cada palmo de
tierra se erigió en trinchera. La mentira y el crimen, fueron pulverizados por
la dignidad, el valor y la conciencia del pueblo cubano, como siempre, con
Fidel y Raúl al frente. Y aquella humillante derrota y que sigamos aquí de pie,
más socialistas, es lo que todavía siguen sin perdonarnos los prepotentes
gobernantes del imperio yanqui.