.Orlando Guevara Núñez
Y es que Santiago de Cuba ganó su condición
de Héroe de la República de Cuba, no por sus casas, edificios, calles, sus
parques u otros lugares que identifican
a la ciudad. Los héroes han sido sus hijos, sus hombres y mujeres, los
forjadores de su historia.
Juan Taquechel López nació en esta ciudad, el
23 de febrero de 1908, en humilde cuna.
Un día le escuché decir que había venido al mundo con dos desgracias: ser pobre y negro en una sociedad capitalista. Y a
ellas se sumaron en su juventud otros dos motivos para ser despreciado y
perseguido por los gobiernos capitalistas: ser rebelde y comunista.
De la enseñanza primaria, solo guardó un
recuerdo: el de sus lágrimas al no poder pasar del cuarto grado, porque su
padre no podía pagar ese derecho tan humano, inalcanzable en el
capitalismo para tantos humanos sin derechos. Pero se graduó
en la universidad de la vida.
La edad de 14 años los encontró ya
trabajando. Aprendiz y operario en un taller de fundición; operador de equipo
de impresión, vendedor ambulante, comprador de botellas, carretillero, cocedor
y estibador. En la lucha por la supervivencia fue peón, tractorista, camionero,
operador de planta de asfalto, bracero. En muchas de esas labores dejó su sudor
en los puertos de Santiago de Cuba, Boquerón, Manzanillo, y otros centros de
Holguín, Palma Soriano, Las Tunas, Cauto Cristo, la Carretera Central…
Pero ese duro bregar, siempre con míseros
salarios, forjó en el joven Taquechel la conciencia de que el capitalismo era
un sistema brutal que era necesario erradicar, como única opción para
dignificar la vida de los trabajadores y de toda la sociedad.
De rebelde ascendió a revolucionario. De
revolucionario ascendió a comunista. A los 24 años, militó en las filas del
Partido de los comunistas cubanos, con la misión concreta de trabajar en el
movimiento sindical. Bajo la tiranía de Gerardo Machado, fundó el Comité Gestor
del Gremio de Braceros y Peones de Almacenes en el Puerto de Santiago de Cuba,
enfrentándose a los sindicalistas reformistas que le hacían el juego a los
explotadores. Aquí fue secretario general de la primera célula comunista.
Fue fundador del Sindicato de Mineros de El
Cobre y tuvo protagonismo en la organización sindical de los obreros de la
industria y la agricultura cañeras.
Organizó huelgas, exigió derechos, arriesgó
su vida para defender la de los demás. En ocho ocasiones sufrió prisión y
vejámenes que, lejos de menguar, fortalecieron su voluntad y su convicción
sobre la victoria futura.
Al frente en los combates obreros y
comunistas en Santiago de Cuba. El 1ro. de agosto de 1933, durante una
manifestación obrera y estudiantil contra el imperialismo y el embajador
yanqui, y por las demandas de los desocupados, recogió en sus brazos a América
Lavadí Arce, joven comunista asesinada ese día por la represión policial.
En 1937 es fundador de la Federación General de Trabajadores de Oriente, de la cual fue Secretario General. Un escalón
hacia la constitución de la Confederación de Trabajadores de Cuba, en 1939, que
lo tuvo también como creador.
Su prestigio lo condujo a ser Representante
del Parlamento por la provincia oriental, desde donde, en nombre de los
socialistas, defendió los intereses de los obreros y de la sociedad frente a la
burguesía. Compañero de lucha de Jesús
Menéndez y de Lázaro Peña.
A partir del golpe de estado del 10 de marzo
de 1952, por su actividad y filiación política, Juan Taquechel tuvo que sumirse
en la clandestinidad, sin dejar nunca de combatir. Para preservar su vida, el
Partido Socialista Popular decidió llevarlo a trabajar a su Dirección Nacional,
en La Habana, donde permaneció hasta el triunfo de la Revolución, cuando
regresó a Santiago de Cuba, reincorporándose a la labor sindical. Asumió
responsabilidades en el movimiento obrero como organizador y Secretario General
en Oriente.
Su larga historia después del triunfo
revolucionario no cabe en un artículo
periodístico. Siempre trabajando, siempre combatiendo, siempre con la
honestidad y la austeridad como estandarte. Laboró durante varios años en el
Comité Provincial del Partido. Delegado a los dos primeros congresos del
Partido, e invitado a los dos siguientes.
Desde 1975 trabajó como sustituto jefe en
Construcciones Militares en Santiago de Cuba, donde permaneció hasta su
desaparición física, ocurrida el 2 de junio de 2002, a los 94 años de edad. Ese
día, al luto y el dolor del pueblo santiaguero, en las honras fúnebres efectuadas en la sede de la Asamblea
Municipal del Poder Popular, se sumaron ofrendas florales dedicadas por Fidel,
Raúl, Almeida, Vilma y otros dirigentes de la Revolución.
En ese mismo recinto, Juan Taquechel López,
junto a la destacada revolucionaria santiaguera Gloria Cuadras de la Cruz,
había tenido el honor de develar la estrella de Ciudad Héroe y la Orden Antonio
Maceo, entregadas por el Consejo de Estado, por mediación de Fidel, a Santiago
de Cuba, el 1ro. de enero de 1984.
Por estas razones, Juan Taquechel está entre
los hombres que no deben ser nunca sepultados en el olvido. Falleció siendo
Héroe del Trabajo de la República de Cuba. Pertenece a la legión de héroes que
deben recordarse, más que por el dolor de su muerte, por la obra de su vida.
Su más de una veintena de
condecoraciones laborales, militares y políticas avala su limpia trayectoria.
Aún recordamos un histórico día, el 1ro. de Mayo de 1959.
Ese día habló al pueblo de Santiago de Cuba el Guerrillero Heroico, Comandante
Ernesto Che Guevara. También habló Juan Taquechel López, quien nos legó un
mensaje con fuerza de presencia:
“Aquí estamos reunidos con los trabajadores, los
campesinos y estudiantes, significando esto que marcharemos unidos en futuras
luchas. Hemos marchado por las calles con el Ejército Rebelde y las compañías
armadas, en un acto de unidad. La Revolución es un golpe profundo que ha tocado
a los grandes intereses y contra esos intereses hay que estar alertas”.
A él, en el aniversario 110 de su natalicio, es de
justicia decirle:
Juan
Taquechel López: Los santiagueros seguimos marchando unidos y siempre alertas frente a los enemigos. Y
seguiremos construyendo y defendiendo la Revolución que fue el sentido de tu
vida.