.Orlando
Guevara Núñez
Este 31 de
enero se cumplen 53 años de la expulsión
de Cuba de la Organización de Estados Americanos (OEA) por mandato del gobierno
norteamericano. Con esta medida, se coronaba una aspiración imperial y de los
gobiernos reaccionarios del área,
gestada desde el mismo año en que triunfó la Revolución cubana.
Del 12 al
18 de agosto de 1959, había sesionado en Chile la V Reunión de Consultas de
Ministros de Relaciones Exteriores de la OEA, durante la cual el tema cubano
tuvo un lugar prioritario. La influencia yanqui contra nuestro país se hizo
sentir desde entonces con más fuerza, con el objetivo no solo de aislarnos,
sino también de justificar una agresión
para interrumpir el proceso revolucionario.
Un año después, del 16 al 21 de agosto de 1960, la VI Reunión de Consultas de la OEA tuvo lugar en Costa Rica.Allí se continuaron fraguando los planes contra Cuba.
Un año después, del 16 al 21 de agosto de 1960, la VI Reunión de Consultas de la OEA tuvo lugar en Costa Rica.Allí se continuaron fraguando los planes contra Cuba.
Del 22 al
29 de agosto de ese mismo año, sesiona la VII Reunión de tal carácter, de la
OEA, también en Costa Rica, donde fue aprobada la Declaración de San José,
considerada como base para la futura
expulsión de Cuba de ese organismo.
No se equivocó el Comandante en Jefe
Fidel Castro cuando refiriéndose a esa
reunión anticubana, afirmó que "se estaba afilando allí el puñal
que en el corazón de la Patria cubana quiere clavar la mano criminal del
imperialismo yanqui".
La respuesta de nuestro pueblo fue contundente. En la Plaza Cívica de
la capital, un millón de cubanos se reunieron y, en representación de toda la
nación se constituyeron en Asamblea General del Pueblo de Cuba. Así, ante la
llamada Declaración de San José, surgió
la I Declaración de La Habana. Nuestro
país levantó su voz no solo en nombre propio, sino también de todos los pueblos
de América.
Llegamos así a la VIII Reunión de
Consultas de los Ministros de Relaciones Exteriores de la OEA, celebrada del 22
al 31 de enero de 1962, con escenario en Punta del Este, Uruguay. Fue allí
donde se consumó la conjura imperial contra Cuba, al determinarse su
expulsión. He aquí el contenido esencial
de la declaración condenatoria:
1. Que la adhesión de cualquier
miembro de la Organización de los Estados Americanos al marxismo-leninismo es
incompatible con el Sistema Interamericano y el alineamiento de tal Gobierno
con el bloque comunista quebranta la unidad y solidaridad del hemisferio.
2. Que el actual Gobierno de Cuba, que oficialmente se ha
identificado como un Gobierno marxista-leninista es incompatible con los
principios y propósitos del Sistema Interamericano.
3. Que esta incompatibilidad excluye al actual Gobierno de
Cuba de su participación en el Sistema Interamericano.
4. Que el Consejo de la Organización de los Estados
Americanos y los otros órganos y organismos del Sistema Interamericano adopten
sin demora las providencias necesarias para cumplir esta Resolución.
Estas resoluciones fueron adoptadas por el voto de catorce
países a favor, uno en contra (Cuba) y seis abstenciones (Argentina, Bolivia,
Brasil, Chile, Ecuador y México),
A esta nueva agresión, respondió Cuba, el 4 de febrero de 1962, con la II Declaración
de La Habana, cuyos postulados auguraron
el presente de lucha, de razones y de triunfos independentistas de los sufridos
pueblos de América. Cuba fue separada de la OEA, pero no fue segregada de los
pueblos.
Las agresiones, sin embargo, continuaron. En julio de 1964, la IX cita de este carácter de la OEA tuvo lugar en
Washington, Estados Unidos. Entre las órdenes impartidas por el amo imperial en
esa ocasión, se cuentan:
.Que los Gobiernos de los Estados Americanos no
mantengan relaciones diplomáticas ni
consulares con el Gobierno de Cuba.
.Que los Gobiernos de los Estados Americanos interrumpan todo su intercambio comercial, directo o indirecto, con Cuba, con excepción de los alimentos, medicinas y equipos médicos que por razones humanitarias puedan ser enviadas a Cuba.
. Que los Gobiernos de los Estados Americanos interrumpan todo transporte marítimo entre sus países y Cuba, con excepción del transporte necesario por razones de índole humanitaria.”
.Que los Gobiernos de los Estados Americanos interrumpan todo su intercambio comercial, directo o indirecto, con Cuba, con excepción de los alimentos, medicinas y equipos médicos que por razones humanitarias puedan ser enviadas a Cuba.
. Que los Gobiernos de los Estados Americanos interrumpan todo transporte marítimo entre sus países y Cuba, con excepción del transporte necesario por razones de índole humanitaria.”
Las nombradas excepciones por “razones humanitarias” nunca se cumplieron y fueron solo una fachada encubridora del carácter genocida
de esa politica contra Cuba.
Se acordó también:
“Facultar al Consejo de la Organización de Estados
Americanos para que mediante el voto afirmativo de los dos tercios de sus
miembros, deje sin efecto las medidas en la presente resolución, desde el
momento en que el Gobierno de Cuba, haya cesado de constituir un peligro para
la paz y la seguridad del continente.”
En realidad, para
esa fecha, en América Latina, solo Bolivia, Brasil, Chile, Uruguay y México mantenían relaciones diplomáticas con
Cuba Y entre los meses de agosto y
septiembre de ese año, quedó únicamente
México con esa condición.
Aún así, se pretendió que Cuba se
mantuviera atada a los designios de una organización de la que había sido separada. Así lo denunció el Canciller de la
Dignidad, Raúl Roa García, cuando en noviembre de ese mismo 1964 declaró que: :
“Cuba fue arbitrariamente excluida de la OEA...Ni jurídica, ni factual, ni
moralmente la OEA tiene jurisdicción ni competencia sobre un Estado al que se
ha privado ilegalmente de sus derechos.”
Por un capricho de la historia, el 53 aniversario de la
expulsión de Cuba de la OEA coincide con
la celebración de la III Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y
Caribeños (CELAC) en Costa Rica. Allí, presente, Cuba, de mano con todos los pueblos de los cuales pretendieron
separarla. Y sin Estados Unidos, el promotor de la desunión. Los
aisladores, aislados. Un justo veredicto de la historia.